Entre los expertos y los usuarios

Alejandro Piscitelli al hablar de la complejidad de las interfaces, dice que las interfaces no son un lugar transparente y neutral donde el sujeto interactúa de manera automática con un texto, ya que, indepentemente del grado de complejidad de la tarea, que un producto quiera lograr, las partes de esa tarea deberían ser simples. Que aún no existen computadoras y aplicaciones en diseños emocionales y útiles, o independientes de sistemas operativos.
Piscitelli plantea que el problema puede radicar en que cada vez que se quiere mejorar el diseño de los objetos se acude a los expertos (ingenieros, usuarios superintensivos, etcétera) y el experto es el menos indicado para mostrar como se usan las máquinas en el día a día real de los usuarios comunes, ya que la principal limitación de la opinión de los expertos proviene de su desconocimiento de la psicología de los usuarios comunes. Entonces el primer paso sería tratar de indagar cuales son los rasgos comunes y generales que todos los usuarios enfrentamos en el uso de los artefactos. Lo que falta en la mayoría de los objetos (mal diseñados) es precisamente su acople con las necesidades psicológicas y los mapas o modelos mentales de los usuarios y los espacios de comprensión mutua. Los fabricantes están motivados y acosados mucho más por los estándares de la industria que por las necesidades de los usuarios y las teoría subyacentes capaces de tematizarlas Por lo que propone que se deben diseñar interfaces que aprovechen el rasgo humano del desarrollo de hábitos y que permitan a los usuarios desarrollar hábitos que faciliten el flujo de su trabajo.

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